Edición de Emecé

El celebrado autor de La naranja mecánica, uno de los más importantes escritores ingleses de la actualidad, ha compuesto esta inusitada y magnífica novela siguiendo la forma sinfónica de la Heroica de Beethoven, en un alarde de originalidad que desafía toda comparación.

Napoleón es aquí un tirano cómico, un conquistador con halitosis. Los movimientos iniciales lo muestran en su gloriosa campaña de Austria, pero también como un coloso "coronado" que escribe cartas ardientes a la infiel Josefina, mientras ésta celebra en París las victorias del marido en el lecho de su amante. El conquistador de Egipto se transforma entonces en el Libertino de Europa, cuando se entera del adulterio de su esposa.

En los siguientes movimientos aparece el estratega que acaricia las rodillas de Alejandro, el exquisito Zar de todas las Rusias. En la última fase, es el prisionero calvo y ventrudo de Santa Helena, arrullando a una ingenua inglesa a través de las puertas de su dormitorio. Todo este relato, indudablemente picaresco, está matizado por el retumbe de los cañones y los murmullos de las tropas, o sea, por las masas prescindibles que a lo largo de la historia mueren siempre por el sueño de un tirano.

Sinfonía napoleónica - Anthony Burgess

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Napoleón es aquí un tirano cómico, un conquistador con halitosis. Los movimientos iniciales lo muestran en su gloriosa campaña de Austria, pero también como un coloso "coronado" que escribe cartas ardientes a la infiel Josefina, mientras ésta celebra en París las victorias del marido en el lecho de su amante. El conquistador de Egipto se transforma entonces en el Libertino de Europa, cuando se entera del adulterio de su esposa.

En los siguientes movimientos aparece el estratega que acaricia las rodillas de Alejandro, el exquisito Zar de todas las Rusias. En la última fase, es el prisionero calvo y ventrudo de Santa Helena, arrullando a una ingenua inglesa a través de las puertas de su dormitorio. Todo este relato, indudablemente picaresco, está matizado por el retumbe de los cañones y los murmullos de las tropas, o sea, por las masas prescindibles que a lo largo de la historia mueren siempre por el sueño de un tirano.